Recordemos que el hidrógeno verde se ha convertido en uno de los pilares fundamentales de los fondos de recuperación de la Unión Europea. Unos fondos que se convertirán en el mayor paquete de estímulo jamás financiado a través del presupuesto de la UE, con un total de 1,8 billones de euros de inyección económica para reconstruir la Europa posterior al COVID-19.
El hidrógeno es el elemento químico más abundante del planeta pero tiene un problema: no está disponible de forma libre en el medio ambiente (por ejemplo, en un yacimiento) sino que siempre se encuentra asociado a otros elementos (por ejemplo en el agua, H2O, o en el Metano, CH4). Por eso, para poder ser utilizado en aplicaciones energéticas, primero es necesario separarlo del resto de los elementos.
Para llevar a cabo esa separación y disponer de hidrógeno libre, es necesario realizar algunos procesos y gastar energía en ellos. Eso define al hidrógeno como un vector energético, y no como una fuente de energía primaria o un combustible como muchos pueden pensar.
Cabe destacar que el potencial del hidrógeno en la lucha contra el cambio climático está en su capacidad para sustituir a los combustibles fósiles en aquellas aplicaciones con mayor complejidad de descarbonización, como pueden ser el transporte marítimo y aéreo o algunos procesos industriales. Además, también tiene un gran potencial como sistema de almacenamiento de energía estacional (a largo plazo), acumulando energía durante periodos largos de tiempo que después puede ser utilizada a demanda.
La empresa encargada de llevar a cabo este proyecto será la alemana Svevind. El grupo Svevind se dedica a planificar, desarrollar, diseñar, vender y operar energía eólica terrestre y energía solar fotovoltaica, así como proyectos de hidrógeno verde. Svevind ya cuenta con una gran experiencia en la construcción de grandes proyectos de energía eólica en tierra, ha estado desarrollando y realizando proyectos a gran escala en Escandinavia desde 1998.
El proyecto más grande de Svevind hasta la fecha se encuentra en Markbygden en el municipio de Piteå, es el parque eólico más grande de Europa, ya alcanzó el hito de 1 GW de aerogeneradores operativos a principios de este año con 1,5 GW de aerogeneradores en construcción.
Svevind presentó sus planes al gobierno de Kazajstán durante las consultas gubernamentales en Nur-Sultan el 18 y 19 de mayo, y se espera que las fases generales de desarrollo, ingeniería, adquisiciones y financiamiento duren entre tres y cinco años. Se prevé que las fases de construcción y puesta en servicio demoren aprox. cinco años.
Wolfgang Kropp, el accionista mayoritario y director ejecutivo de Svevind aseguro que el objetivo de Svevind es combinar los recursos naturales excepcionales en Kazajstán con la experiencia y la pasión de Svevind en el desarrollo de proyectos para suministrar a Kazajstán y Eurasia energía y productos ecológicos y sostenibles “impulsados por la naturaleza”. El director ejecutivo considera que las instalaciones de hidrógeno verde elevarán a Kazajstán entre los líderes mundiales en energía renovable e hidrógeno a costos de producción muy competitivos y ultrabajos. La empresa confía en que Kazajstán es el lugar idóneo para el hidrógeno verde.
Por su parte Kazakh Invest es una agencia nacional de promoción de inversiones de la República de Kazajstán, el negociador unificado que brinda servicios de ventanilla única para respaldar las actividades de inversión desde la iniciativa hasta la etapa de implementación del proyecto. La misión de Kazakh Invest es promover el desarrollo socioeconómico sostenible de la República de Kazajistán atrayendo inversión extranjera en sectores prioritarios de la economía y brindando apoyo integral a proyectos de inversión.
El presidente de Kazakh Invest, Meirzhan Yussupov, apuntó que el hidrógeno es una energía muy productiva; para utilizarse en el transporte, en la industria ferroviaria y en la cotidianeidad de las personas.
“La promoción del desarrollo con bajas emisiones de carbono está en consonancia con la dirección estratégica del desarrollo de la República de Kazajistán; y con las obligaciones asumidas en el marco de los acuerdos internacionales. Mediante el desarrollo de la energía del hidrógeno, Kazajstán puede hacerse de un nicho en el suministro mundial de hidrógeno”, declaró Meirzhan Yussupov.
La elección de Kazajistán no es al azar, es totalmente intencionada. Yaque este gigante de Asia Central sin salida al mar es el noveno país más grande, y el 18º menos densamente poblado del planeta, con sólo siete personas por kilómetro cuadrado. Las interminables llanuras de la estepa kazaja ocupan un tercio del país, una superficie mayor que la de Pakistán. Es el país más próspero de Asia Central, con una economía que depende en gran medida de las exportaciones de petróleo.
En el país hay mucho espacio abierto para la generación de energía renovable, aunque no sea el lugar más ventoso, la ubicación es bastante buena para exportar a Asia o Europa, y hay industrias locales de amoníaco, acero y aluminio que podrían usar el hidrógeno a nivel nacional. Además, cualquier país que depende actualmente de las exportaciones de combustibles fósiles debe planificar con antelación la descarbonización del mundo en las próximas décadas.
El hidrógeno verde podrá exportarse directamente al mercado europeo del hidrógeno, en constante crecimiento, o utilizarse localmente en Kazajstán para producir productos verdes de alto valor, como amoníaco, acero o aluminio.
En la actualidad, Kazajstán cuenta con unos 5 GW de capacidad instalada de energía renovable, dominada por casi 3 GW de energía hidroeléctrica y casi 2 GW de energía solar.
Aunque la energía hidroeléctrica renovable del país ha sido una fuente de electricidad de larga data para el país, su capacidad solar instalada se ha disparado en los últimos años. En 2019, por ejemplo, Kazajistán solo tenía 823MW de energía solar. Un año después, sin embargo, y eso había crecido en casi un gigavatio a 1.719MW.
Así que veremos qué tal queda la gigantesca instalación dentro de unos cinco años. Por el momento en cuanto a producción de hidrógeno verde, es Australia la primera y Alemania queda en tercer lugar.
Mientras tanto, en Chile hace dos meses se aprobó medioambientalmente, de forma unánime, el primer proyecto de hidrógeno verde (H2V). Este consiste en la creación y operación de una planta química en la región de Magallanes. donde se producirá la que es considerada una de las alternativas energéticas más prometedoras de la actualidad, ya que se origina a partir de energías renovables. El proyecto, aunque mucho más pequeño que el de Kazajstán, es alentador ya que Chile ha sido identificado como uno de los países donde se podría producir H2V a menores precios en el mundo.